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PARQUE ANDREÉ CITRÖEN EN PARIS: EL JUEGO DE LOS JARDINES CONTRAPUESTOS



Los diseños de los buenos jardines se estructuran a partir de un concepto único desde el que se desarrolla el conjunto del diseño. En este parque ese concepto es la unidad en sí como suma de elementos que se necesitan unos a otros para formar una entidad congruente. En gran medida, la integración se realiza a través del juego de la contraposición de opuestos:

El blanco y el negro: el ying y el yang.
Plateado y dorado: la Luna y el Sol.
El espacio abierto y el cerrado: la socialización y la intimidad.
Lo clásico y lo moderno: geometría y vistas del jardín clásico francés y elementos del jardín contemporáneo.
Inaugurado en 1992, es un parque con una superficie de 14 has. en los terrenos que ocuparon, entre 1915 y 1970, la antigua fábrica de automóviles Citröen, al sur oeste de París, en el distrito XV, en el margen izquierda del río Sena.

El proyecto surge de un concurso de ideas promovido por el ayuntamiento de París en el año 1.985, a cuyos dos equipos finalistas se les encargó la fusión de las propuestas presentadas por ambos. Los equipos ganadores eran los de los arquitectos paisajistas Gilles Clemente y Provost Alan. El conjunto es un parque de aspecto contemporáneo que invita a explorarlo y disfrutarlo.

El parque tiene tres áreas diferenciadas: El jardín blanco, El jardín negro y la gran explanada con sus jardines íntimos anejos.

El jardín blanco, formado por especies de floraciones blancas y hojas pálidas, en el que se ha distribuido las especies con poca densidad de plantación, contiene un espacio lleno en su centro.  Es un jardín que invita al movimiento, donde los niños pueden jugar y los visitantes pueden acudir con sus mascotas. En contraposición, el jardín negro, muy boscoso, en el que podemos contemplar especies con follajes y flores oscuras como lirios, tulipanes negros y tejos, encierra un espacio vacío en su centro. Aquí predomina la quietud, es un espacio para el recogimiento y la reflexión. Son jardines que representan el yin y el yang.                                                                                                                             
Un camino diagonal atraviesa el parque de noreste a suroeste. Empieza en el Jardín Negro; se va estrechando y conduce a la zona principal del parque: la Gran Pradera, continúa por el Jardín en Movimiento y termina en el muelle del Sena. Es un camino unificador de los espacios, conectando ambientes con distintos aspectos perceptuales en un recorrido trasversal. Parece romper la armonía de las lineas, como primer efecto. Esto le hace tener una gran fuerza visual, creando movimiento en las líneas, y en defintiva, es un elemento integrador en el conjunto del diseño del Parque.

La gran explanada central aprovecha todo rayo de sol, por lo que los parisinos lo utilizan ampliamente para correr, jugar,… y claro está: tomar el sol en días propicios para ello en una cuidad en la que la media anual de horas de sol es de 1725, aproximádamente 1000 horas de media menos que en Madrid. Esta gran explanada es el área para la socialización.

Se trata de una extensión rectangular de césped que actúa como eje principal del Parque, con un diseño que evoca los grandes jardines clásicos franceses. El espacio está enmarcado por grandes setos recortados por un lado, desde donde se accede a los jardines temáticos. Enfrentados a estos seis jardines, se han dispuesto seis estructuras construidas de granito de unos 30m de altura que parecen, según la periodista Eve M. Kahn “los modernos escondites de las ninfas que se encontraban a lo largo de los cursos de agua de los jardines neoclásicos”, junto a un gral canal de agua.

En el inicio de la pradera hay un espacio pavimentado dominado por dos construcciones monumentales. Son dos invernaderos con paredes de vidrio y marcos de madera. Estos invernaderos podrían ser como el palacio de un gran jardín clásico francés. Uno de ellos se utiliza para exposiciones temporales y eventos. El otro se está ocupado por exóticas plantas subtropicales. 

Entre los dos invernaderos hay una de las zonas del parque más entretenidas durante las épocas de calor: chorros de agua equidistantes que salen del pavimento, controlados por un temporizador que los dispara con distintas secuencias preprogramadas. Los niños, y algunos adultos, disfrutan del juego del agua, refrescándose durante los días calurosos del verano.

Los jardines íntimos o Jardines seriales, son jardines con un concepto propio, a partir del concepto global del conjunto. Diseñados junto a la gran explanda, están dispuestos de forma paralela entre sí, con superficies equivalentes y forma rectangular.

Cada jardín corresponde a uno de los cinco sentidos del ser humano: el olor, vista, tacto, gusto y oído; con un jardín para representar el "sexto sentido" la intuición. También están relacionados cada uno de ellos con un color, un metal, un planeta,un día de la semana y un estado del agua:




Jardín
Sentido
Metal
Planeta
Día de la semana
Estado del agua
Jardín azul
Olfato
Cobre
Venus
Viernes
La lluvia
Jardín verde
Oído
Estaño
Júpiter
Jueves
La fuente
Jardín naranja
Tacto
Mercurio
Mercurio
Miércoles
El arroyo
Jardín rojo
Gusto
Hierro
Marte
Martes
La cascada
Jardín plateado
Vista
Plata
Luna
Lunes
El río
Jardín dorado
Instinto
Oro
Sol
Domingo
La evaporación

Cada jardín está separado de los contiguos por un canal de agua que produce un agradable sonido burbujeante.
Sobre cada uno de estos jardines, en un nivel superior, existe un pequeño invernadero con plantas características de él, donde se dispone de asientos para cinco o seis personas.
En la zona más cercana al río se puede contemplar  el concepto elaborado por Giles Clemente como “Jardín en movimiento”, cuya base se resume en la frase: "Hacer todo lo posible con lo menos posible en contra".  Ésta sería  la posición del jardinero en el Movimiento de Jardín. El diseño del jardín, cambiante con el tiempo, depende de quién lo mantiene, no es sólo el resultado de un diseño plasmado en un dibujo. El objetivo de este jardín es: 
- Mantener y mejorar la diversidad biológica, como fuente de sorpresa, y garantía del futuro. Para ello es necesario 
- Mantener y mejorar la calidad de los sustratos orgánicos y elementos primordiales para los vegetales: agua, tierra, aire 
- Intervenir con la mayor economía de medios, la reducción del costo de  agua, el paso de las máquinas ... 
Con todo, este jardín representa la naturaleza en su estado más puro. En este Jardín del Movimiento se sembraron semillas de hortalizas y otras plnatas herbáceas, permitiendo que se reprodujeran libremente, con las semillas propagadas por el viento. Las plantas se entremezclan y crecen en todas direcciones. Hay aromáticas, rosas, buddleia, amapolas, bambú,…incluso las plantas que llamamos malas hierbas tienen su espacio.

Un artículo sobre este parque parisino escrito por Michael Riha termina haciendo una referncia al libro La Poética de los Jardines donde se dice que "sólo la imaginación puede representar lo que está ausente. A veces la cualidad más conmovedora de un lugar no proviene de lo que realmente está en él, si no de lo que está conectado al mismo a través del tiempo y el espacio de los recuerdos”. Al igual que en el resto de las expresiones del arte, los buenos jardines son capaces conmovernos al evocar sensaciones pasadas. En el caso del arte de los jardines intervienen en esta apreciación nuestros cinco sentidos, y el sexto: la intuición. Y el cambio producido por paso del tiempo.
Carmen Calvo Serrano
Ingeniera agrónomo – Paisajista
Tf. 619824578

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